Descripción
Uno de los primeros hechos que sorprendió a los conquistadores españoles al llegar al valle del Rímac y ver lo que sería la Ciudad de los Reyes, fue el sistema de riego que permitía una copiosa vegetación en medio del desierto. Más aún, ubicaron la Plaza de Armas donde el curaca Taulichusco ubicaba y controlaba las compuertas de irrigación del valle. Desde entonces, el agua significaba no solo vida sino también poder. La urbanización del valle que poco a poco congregaba más habitantes, conllevó un riesgo adicional a los desbordes estivales del río Rímac: la insalubridad producto de la actividad humana. Las autoridades coloniales intentaron diversos métodos de higiene y control sanitario, no siempre exitosos. En el presente texto, producto de una minuciosa investigación en múltiples fuentes, entre ellos el Archivo General de la Nación, el Archivo Histórico Municipal de Lima y el Archivo General de Indias, se encontrarán numerosas evidencias de la vida, higiene, salubridad, atención sanitaria y la extensa red de irrigación que existía en la ciudad colonial que, como veremos, ha mantenido algunas costumbres hasta convertirse en una caótica metrópoli.