Leer para escribir en la universidad

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Leer y escribir son dos prácticas íntimamente ligadas y recíprocas, a las que las y los estudiantes se enfrentan desde que ingresan a la educación formal y que desarrollan —o deberían hacerlo— durante la educación básica regular. Este trabajo previo es la base para que cuando lleguen a la universidad sean capaces de leer de manera crítica y de enfrentarse a la investigación y a la escritura académica.

En el contexto universitario, las y los estudiantes se enfrentan a diversos textos académicos: desde artículos científicos, de revisión, ensayos, libros especializados, resúmenes, tesis, monografías y una gama amplia de fuentes de información. Adicionalmente, y muy al margen de la carrera que hayan elegido, leen textos de ficción, de poesía, cómics, entre otros. Cuanto más lean, mejorarán su capacidad de escritura; y cuanto más escriban, reforzarán sus habilidades de lectura. Es un círculo virtuoso que permite que analicen, cuestionen, argumenten y encuentren su propio estilo.

Interpretar textos, compararlos y sintetizar la información no es tarea sencilla, ni se aprende de la noche a la mañana; evaluar fuentes confiables y argumentar ideas y opiniones mucho menos. Se requiere de capacidad, de lecturas exhaustivas, pero también de constancia y, sobre todo, de querer hacerlo. Además, no solo es útil durante los años universitarios, también es un aprendizaje que sirve durante toda la vida y en los diversos escenarios profesionales.

De la misma forma, la revisión de lo escrito —y evaluado por las y los docentes— permite un debate interno que hace que los estudiantes reflexionen sobre sus propios argumentos y reorganicen sus ideas para mejorar la cohesión y coherencia de sus discursos. Asimismo, por más que la inteligencia artificial ofrezca herramientas útiles, nada reemplazará el análisis, la lectura crítica, comparativa y el estilo de escritura que solo puede generar un ser humano. 

El escritor Alfonso Reyes menciona en su libro La experiencia literaria que “la escritura, al dar fijeza a la fluidez del lenguaje, funda una de las bases indispensables a la verdadera civilización”. Efectivamente, con el paso del tiempo y la constante práctica, tanto leer como escribir nos permiten, por un lado, tener una comunicación efectiva en la sociedad y con nuestros pares; y, por otro, conservar y divulgar el conocimiento que se genera en la academia. Por eso, es importante que se aprendan en la escuela, se refuercen en la universidad y se perfeccionen en la práctica profesional.

Escrito por: Lizbeth Alvarado Campos, Jefa del Fondo Editorial Cayetano